El especialista Alfredo Torres enfatizó en puntos relevantes en el manejo del ganado y las praderas.
Las bajas temperaturas registradas en la zona y que se mantendrán en los próximos días demandan a los ganaderos la adopción de algunas medidas orientadas a minimizar el impacto en sistemas productivos.
Es así como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) entregó diversas recomendaciones para prevenir los efectos de las heladas en los animales y en las praderas.
Alfredo Torres, investigador de INIA Remehue, explicó que “el comportamiento productivo de las praderas y el ganado depende, entre otros factores de las condiciones climáticas imperantes. Tanto las especies vegetales como animales tienen rangos de adaptación, sin embargo, hay ocasiones en que las condiciones climáticas en un período determinado, escapan significativamente al promedio a la cual están adaptados animales y plantas, provocando daños a la producción”.
MEDIDAS
Entre las medidas se encuentra procurar alimentos en cantidad y calidad apropiados para la producción animal al menor costo posible. Es importante tener en cuenta que una megacaloría de energía que proveniente de un concentrado puede costar hasta 6 veces más que la de una pradera permanente bien fertilizada. Costos intermedios se encuentran en los forrajes conservados y cultivos forrajeros.
Manejo de pastoreo en invierno. Es muy común que los productores realicen un manejo de pastoreo invernal, similar al que se hace en primavera, con rotaciones de 20 o 30 días, cuando la pradera no se ha recuperado adecuadamente para ser utilizada. “Esto provoca un sobre pastoreo permanente que puede conducir a una degradación. Dependiendo del nivel de fertilidad y de las especies presentes esta rotación puede variar entre 40 y 60 días, para lograr una buena recuperación y una adecuada disponibilidad de forraje”, dijo Alfredo Torres.
En tanto, si existe daño durante o después de una helada se recomienda:
· En la medida de lo posible, bajar la carga animal.
· Secar vacas que se encuentren al final de su lactancia y por consiguiente con baja producción.
· Utilizar los forrajes toscos existentes en el predio, como por ejemplo, el ramoneo de la quila.
· Comprar el alimento que tenga el menor costo por unidad de nutriente, evitar el pisoteo en potreros congelados, usando callejones mientras permanezca la escarcha.
· Si las bajas temperaturas, nos afecta el período de rezago para conservación de forrajes, se debe aumentar la fertilización de estas praderas a fines del invierno, con el objeto de no tener un efecto en cadena para el próximo año.
· En este caso, el nitrógeno es el elemento que nos puede aumentar más la producción, siempre y cuando los demás nutrientes estén en un adecuado nivel (a partir de mediados de agosto).
· Sembrar o regenerar praderas y cultivos suplementarios, si es posible a salidas del invierno o en el próximo otoño.
Edición 521