Una planificación que considere ubicación y materialidad, en futuras construcciones, así como la regulación de los cauces, disminuiría el riesgo de daño y desconectividad.
Actualmente, ya son más de 4.250 los damnificados por el sistema frontal que desde el sábado, afecta a la zona centro-sur del país. A esto último, se suman el colapso de puentes, desbordes de ríos, cortes de servicios básicos en miles de hogares y cortes en rutas por inundación. En este sentido, reducir los factores de riesgo, asociados futuras construcciones, como materialidad y ubicación, es clave para disminuir la vulnerabilidad de éstas.
Para el académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, José Antonio Abell, primeramente, “hay que considerar que el riesgo siempre es la combinación de amenaza y vulnerabilidad, o sea, se debe dar conjuntamente la posibilidad de que ocurra un desastre natural o antropogénico con la existencia de infraestructura en dicha zona y su propio nivel de susceptibilidad a dicha amenaza”, menciona.
En el caso de este sistema frontal actual lo que se ha visto es que “hay muchas construcciones en planicies de inundación de los ríos, que son conocidas por antecedentes geológicos, y muchas veces son viviendas más económicas o que de otro modo no están diseñadas para resistir una crecida del río. Es muy importante planificar para evitar las zonas de inundación conocidas, aunque lo sean solo para eventos extremos”, explica el académico.
Lo que se hace al momento de construir puentes, por ejemplo, es hacerlos resistentes al fenómeno de socavación. Esto último, que ha ocurrido producto de las lluvias, es lo que sucede cuando hay grandes flujos, crecidas de ríos, y se producen grandes caudales, y estos mueven los sedimentos de fondo de los ríos. “La solución a esto es construir sobre pilotes profundos; cambiar parte del lecho en torno fundación ,por ejemplo, utilizando enrocados de piedra para proteger las fundaciones. Siempre teniendo en cuenta lo que se conozca cerca del río”, menciona Abell.
Más específicamente, en el caso de zonas urbanas, entubar cauces puede ser una opción. Ya que, según explica el académico, “al construir cuidades se disminuye la permeabilidad natural del suelo, dificultando la evacuación de aguas superficiales a los acuíferos subterráneos, por lo que se acumula en la superficie, generando estragos que se pueden evitar si se toman medidas para recuperar la permeabilidad y así mitigar la acumulación de agua”, comenta Abell.
Finalmente, otra opción que surge, son los sistemas de embalse y compuertas para controlar el flujo. “Hay harto trabajo que se puede hacer en Chile en ese sentido. Por lo mismo otra opción es regular nuestros cauces para hacer uso de esa agua en el futuro y también posibilitar la gestión de las crecidas”, finaliza José Antonio Abell, académico UANDES.