Esta pieza histórica corresponde a un piano francés, que tiene la originalidad de tener doble teclado, siendo uno de pocos que siguen en un estado utilizable.
El piano fue cedido en comodato a la Fundación Mariana Préndez, nombre de quien fuera madre del presidente de Gtd Telsur, Manuel Casanueva, para su restauración.
Luego de más de 40 años sin ser tocado, el piano volverá a ser escuchado en un concierto a cargo de la Orquesta de Cámara de Valdivia, el próximo 16 y 17 de diciembre, en el Aula Magna de la Universidad Austral.


Una destacada labor se está realizando a través de la Fundación Mariana Préndez, al restaurar y refaccionar un Piano Doble Pleyel; instrumento musical que al igual que Telsur está próximo a cumplir 130 años de historia. Estos pianos con doble teclado comenzaron a construirse en el año 1893 y hasta la década de 1930, llegando a fabricarse alrededor de 70 unidades, de las cuales se conoce el paradero de unos doce y no más de cinco se pueden utilizar en la actualidad.
La restauración fue realizada por Nikola Mrkša, uno de los dos constructores certificados de piano chilenos (siendo la otra Romina Tobar), y quien junto a su equipo de NM Pianos desmontaron, revisaron, repararon, restauraron y/o reemplazaron las más de 18 mil piezas que tiene el instrumento y cuyo trabajo finalizó a fines de noviembre de este año.
“Nos alegra poder aportar en dar a conocer el rescate de nuestro patrimonio cultural, mostrando la restauración de esta pieza tan bella y compleja a la vez. Nuestra misión es conectar a las personas y trabajar para que la tecnología mejore sus vidas, pero también somos parte de una comunidad y de su historia, y con estas acciones buscamos generar instancias de encuentro para relevar la importancia del patrimonio cultural y las artes”, explica Maritza Higueras, gerente general de Telsur.

El piano restaurado será el protagonista del último concierto de la temporada 2022 de la Orquesta de Cámara de Valdivia, que se realizarán los próximos 16 y 17 de noviembre en el Aula Magna de la Universidad Austral de Chile. El piano está considerado en las tres obras de la velada musical, cuya importancia además será reforzada a través de la emisión de una pieza audiovisual al inicio del concierto, en la cual se podrá apreciar su proceso de rescate y restauración.
Para la directora ejecutiva de la Orquesta de Cámara de Valdivia, Dominique Thomann, «es un gran privilegio y honor para nosotros como orquesta poder reestrenar este instrumento en Valdivia. Entendemos que este piano entrelaza muchas historias importantes, tanto para familias como para instituciones relacionadas con la región de Los Ríos. Luego, nuestro aporte es poder contribuir con un memorable momento para culminar con ese relato, de importancia también para todos quienes participan de la cultura y patrimonio de la región. Estamos seguros de que será una experiencia única e irrepetible para la ciudad y agradecemos desde ya a todos quienes harán posible este momento.»
Las entradas para este concierto pueden adquirirse en https://www.portaldisc.com/region/R14
Esta es la historia de un piano…
Este piano doble tiene una historia bastante peculiar. Pleyel fue una fábrica de pianos muy reconocida, con compositores de la talla de Chopin, Debussy y Strawinsky teniéndolos como favoritos. A inicios de 1893 la fábrica se embarca en el ambiocioso proyecto de crear un piano con doble teclado. Los dos o tres primeros instrumentos construidos fueron prototipos, con dimensiones algo menores a las del piano que se restauró. A inicios de 1897 las primeras unidades del modelo ya refinado, que maximizaba la calidad y potencia sonoras, salieron a la venta. El piano en cuestión habría participado ese año en la Exposición Universal de Bruselas, efectuada entre mayo y noviembre de 1897 y fue una de las 5 a 10 primeras unidades del alrededor de 70 que se tiene registro fueron construidas, y cuando en aquel entonces ni siquiera se había bautizado con su nombre oficial de “Pleyel Duo-Clave”.
Algunos años antes, en Santiago, don José Rafael Cumplido, conocido por haber fundado la hospedería San Rafael, que atendía a indigentes en el barrio Yungay, sector donde él también vivía, era amante de las artes y antigüedades. Por testimonios familiares, sabemos que solía realizar tertulias musicales en su propio hogar, muchas veces con su vecino y amigo, don Eusebio Lillo, y seguramente en sus conversaciones salió a la mesa la necesidad imperante de construir buenos pianos para poder expandir el universo de la música. Entonces, aprovechando el que sería el último viaje de Lillo a Europa en 1888, Cumplido le encarga buscar un piano de características únicas, no solo en sonido sino también en propiedades decorativas. Lillo llega a Francia, enterándose de la novedad de la fábrica Pleyel, un piano doble, el cual se encontraba recién en producción y habría que esperar por su entrega.
Así, tenemos el registro en fábrica de que el piano doble fue vendido en septiembre de 1897 a José Rafael Cumplido por la suma de tres mil francos y entregado en la dirección Villa 4 Rue Jacquemont, residencia de Lillo en París, a principios de 1898, y luego del término de la Exposición Universal de Bruselas. Lillo no retornó a Chile sino hasta 1903, época en la que se piensa llegó finalmente el piano al hogar de Cumplido.
Resulta muy curioso que, dada la baja producción de este modelo, haya llegado a Chile por esos mismos años un segundo instrumento del mismo modelo, adquirido por Amelia Cocq, destacada pianista chilena de principios del s. XX.
Tras fallecer Cumplido, su viuda deja en herencia el piano a la sobrina de su esposo, Julia Avaria Cumplido. Luego, el piano pasa a uno de sus hijos, Benjamín Olivares Avaria, siguiendo así en la familia. Olivares vivía en una casa en el barrio Yungay y el piano estaba en su salón principal. Resulta que esta casa se la habían comprado a doña Mariana Préndez, madre de don Manuel Casanueva, fundador y presidente de Gtd.
En 1987 Benjamín Olivares Pemjean, hijo de Olivares Avaria y sobrino bisnieto de Rafael Cumplido, recibe el piano, y a sabiendas de lo especial del instrumento lo entrega en comodato al Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele, en Valdivia, dependiente de la Universidad Austral de Chile. Luego, en 2019 Benjamín Olivares toma contacto con Manuel Casanueva con la idea de poder recuperar este instrumento. Este último estuvo detrás de la puesta en marcha del Museo del Sonido, como presidente de la Fundación Mariana Préndez que lo administra, en la misma casa que antes ocupó su madre y posteriormente la familia Olivares. Esta feliz coincidencia refuerza la peculiaridad de la historia del instrumento, que luego de su restauración y reestreno volverá a “su casa” en el Museo del Sonido, cerrando así esta maravillosa página de la historia de nuestro patrimonio cultural.